domingo, 19 de octubre de 2008

3ª Edad.


Originalmente el título debería ser Viejos, pero para los cortitos de mente se puede interpretar por un objeto muy usado, así que con 3ª edad todo queda aclarado. Siento que sea larga mi entrada, pero es que son 16 años de vida viendo viejos.

¿Qué son los viejos? Son una especie muy peculiar en peligro de extinción. Abundan en las pistas de petanca o en medio de los campos de fútbol (para decírte que ahí no se juega), es extraño pero de junio a septiembre suelen estar todos haciendo aeróbic en la playa.
hay una gran diversidad de viejos, todos ellos especiales por razones que ahora no se me ocurren:
- están los que sólo aparecen en las películas, que además de no tener casa son dueños de una tienda de frutos secos, puesto que siempre están sentados en el mismo banco con provisiones infinitas de gusanitos para las palomas –o patos si están en un charco-. Y he dicho películas porque nunca he visto un viejo tan generoso en la realidad.

- Los pesados, que son los que más abundan, no importa que no les conozcas, cualquier detalle que le parezca extraño te lo comentará durante 30 minutos si hace falta, dentro de lo que cabe no me caen mal, ya que la mayoría de estos me tratan bien y no como si fuera un delincuente.

- Los pesados v2, que son aun más abundantes, pero en este caso los 30 minutos de charla te los darán sobre la gentuza que eres –en el caso de que seas adolescente, claro-. No importa que no hayas hecho nada malo, ya encontrarán alguna razón para que critiquen a la juventud de hoy en día.

- Los felices, se dedican a pasear mientras sonríen, hablan muy poco y les duele la boca de tanto forzarla, además son una clase de viejos rumiante que no para de masticar no se sabe qué.

- Los abuelos. No se sabe qué son exactamente los ejemplos anteriores pero abuelos seguro que no, mis abuelos son completamente normales, y los abuelos de toda la gente que conozco también son normales, por lo que he llegado a la conclusión de que los otros tipos de viejos son una especie alienígena que ha venido a conquistar la tierra.

- Los amargados. Los amargados tienen dos versiones: los amargados abuelos, y los que no son abuelos. Son los que no te dejan ni correr, ni andar, ni comer... ni cagar. Porque para ellos todo es peligroso, hagas lo que hagas corres el riesgo de morir o quedarte paralítico -según ellos-.

- Los que han vivido la guerra civil, que han pasado tanta hambre que ahora que no falta comida te la meten hasta por las orejas, se caracterizan por tener nietos que parecen pokemon con su bocadillito de mortadela.

- Los sabios, que aún no se ha dado el caso de ver alguno, pero según algunos libros y novelas TODOS los viejos son una fuente de información inagotable, no se sabe si sus conocimientos son de ciencias o de letras, pero ahí están.

- Los héroes, como mi abuelo, que sabio no sé, pero dicen que los viejos no mienten, y por las historietas de mi abuelo sé que él de joven fue cazador de ballenas y se casó con mi abuela después de salvarla de drácula.


Pufff, y todos los que me dejo en la manga, madre mía... Pero voy a dejar estos ejemplos sólo para no llegar a ser pedante.

1 comentario:

Fernando dijo...

Felicidades, socráticos y, en concreto, felicidades Aitor Escolar alias "enhorabuena-ya-no-eres-anónimo". De todos modos, quiero añadir dos consideraciones más sobre tu artículo "Viejos":

1)Hay otro tipo de viejos. Aquellos que te encuentras cuando paseas por el parque, que te paran sin conocerte de nada y te hablan de una nieta muy muy guapa que tienen de tu misma edad y, con este dato ya desvarían: que si haríais muy buenas migas, que podríais ser novios para que así él pudiera tener un nieto más...
Lo más aconsejable en estos casos es irte corriendo a casa pues, total, él ni se va enterar de que está hablando solo.

2)El segundo tipo de viejos son aquéllos que, tristes, acaban de serlo. Ayer eran jóvenes y hoy son viejos. El día que traspasan esta frontera es el mismo en el que abandonan todo presente, todo plan de futuro, para sólo hablar de recuerdos. Y es que dice el sabio que ése es el momento en el que entras en la tercera edad: aquel en el que ya sólo hablas del pasado.


Qué profundo me he puesto.
Felicidades de nuevo.